Esto los lleva a no lograr "adaptarse" en toda una serie de situaciones que tienen que ver con la vida en sociedad.
¿Cómo hacer frente a estas situaciones?
Debe pensarse en, al menos, dos niveles:
1_El del tratamiento general de los impulsos. Éste no realiza de modo directo, es decir que no hay una terapia que se dedique exclusivamente a ello de un modo exhaustivo. El control de los impulsos será el producto de una estimulacion adecuada y de un abordaje terapéutico integral, acompañado de un trabajo de orientación profesional a los familiares y personas del mundo circundante inmediato.
2_El de la intervención en la situación misma. No hay en estos casos un modo único de intervenir, básicamente porque cada situación es distinta y siempre hay que poder ver qué llevó al sujeto a manifestar sus impulsos. En ocasiones habrá que sancionar y en otras alojar. Los límites son tan necesarios como la contención. Lo principal a tener en cuenta es el resguardo de la integridad del sujeto, aunque no menos importante es el cuidado de la intimidad y la privacidad del mismo. Cuando él no pueda velar por ello serán los "otros" los que lo hagan por él, priorizando tanto la integridad física como la anímica.