martes, 3 de mayo de 2011

TGD, historias de personas

Noelia tiene 16 años y el diagnóstico de TGD, puntualmente síndrome de Asperger,  funciona como marca que dificulta cada nuevo intento de incluirla en dispositivos de educación especial. Durante estos tiempos, trabajo como acompañante terapéutico con Noelia varias veces a la semana.
Noelia mira con insistencia revistas con fotos de chicas adolescentes. No es fácil que deje esas revistas para hacer otras cosas. De hecho, lleva una revista con ella todo el tiempo, con la que tapa su cara, y a veces, ni siquiera aparta la vista de las fotos para hablarme.
Decido alojar este interés de Noelia, preguntándole y preguntándome en relación a esto, buscando subjetivar y darle sentido a su incesante ocupación…
Empezamos a ponerles nombre, a hablar sobre la ropa que llevaban puesta, a pensar en la edad que tendrían y en lo que harían cada día las chicas de las revistas…
Adoptamos la costumbre de elegir una que nos parezca linda cada tarde, una Noelia y otra yo. A partir de eso, Noelia habla de sus ganas de “tener amigas, amigas de verdad, no de las revistas”.  Entonces pudimos comenzar a dejar las revistas para “charlar”, para bailar, y para preocuparnos cada vez más por la higiene, el peinado, la ropa. Pudimos empezar a mirarnos al espejo, primero juntas, para después ir soltándonos la mano.